top of page
  • Foto del escritorFelipe Alejandro López Valencia

Ingredientes mágicos para formar equipos extraordinarios

Tomado del libro: "La magia de los equipos extraordinarios" de Enric Arola



La palabra «liderazgo» suele asociarse con un profesional que es capaz de guiar a un grupo de personas hasta sus objetivos con entrega y entusiasmo. Sin embargo, liderar no tiene tanto que ver con las personas o conjunto de personas, sino desde el "actuar" desde la voluntad de dar respuesta a algo que nos mueve a la acción, por lo que todos estaríamos llamados a actuar y convertirnos en líderes.


Sin embargo, la contribución a un logro máximo se alcanza cuando se integra un equipo con personas de extraordinarias capacidades y talento, donde todos están alineados a contribuir a un objetivo común y encaminados hacia una única visión.


El autor a través de la metáfora de un plato de comida, describe de aquellos elementos "mágicos" que componen la receta para generar equipos extraordinarios: "Vamos a pensar en un plato de comida que capta nuestra atención tanto por su sabor como por su aspecto. Disponer de elementos de calidad será un aspecto clave para conseguir que nuestro paladar disfrute, pero también lo será la manera en la que estos se cocinen y, finalmente, cómo se sirven en el plato".


"Cuando pensamos en equipos extraordinarios, podemos encontrar ingredientes indispensables que tienen que estar presentes para poder transformar un grupo de personas en un sistema unido, alineado, productivo y armónico. Pero también vamos a necesitar unos condimentos que sacará el jugo a estos ingredientes, mejorando las prestaciones del equipo y, por consiguiente, incrementando la satisfacción de los integrantes del mismo. Por último, los estabilizadores, siempre que sean aditivos naturales, serán determinantes para conseguir unos equipos sostenibles, consiguiendo un equilibrio entre la orientación a tareas y la orientación a personas.


Todos ellos son aspectos necesarios para conseguir cuajar un equipo extraordinario".




Empecemos por partes:


Los cinco ingredientes indispensables

  1. Conectar: Si un equipo no es un conjunto de personas conectadas entre sí, no es un equipo. Y "conexión" en este sentido significa tener la voluntad y capacidad de estar juntos. La intensión y la presencia son dos requisitos indispensables para conectar, ya que, a través de estos, es posible llegar a consolidar relaciones de confianza plena entre las personas. Cuando la conexión existe, es posible apreciar la generosidad, la autenticidad y el respeto por la diversidad entre los ingredientes del equipo.

  2. Apuntar: Solo cuando el equipo está unido y conectado es posible aunar esfuerzos y energías para alinearse respecto a un sueño común. Se trata de dibujar un deseo compartido, un propósito común por el que vale la pena trabajar duro y que aglutina los propósitos individuales de los miembros del equipo. Apuntar es más que acordar unos objetivos ambiciosos que, a menudo, vienen dados por la organización a la que el equipo pertenece. Apuntar significa dar sentido al trabajo común de un conjunto de personas que desean realizar una contribución de valor, no solo para la organización, sino también para el beneficio de los clientes y, consecuentemente, para la sociedad.

  3. Brillar: El sol calienta y nos ilumina durante el día, como la luna y las estrellas nos orienta durante la noche. La luz nos da la posibilidad de ver lo que sería desconocido, y nos permite seguir avanzando por las sendas escogidas para conseguir los sueños que apuntamos. Un equipo necesita brillar dentro de la organización para facilitar el trabajo de las demás áreas de la organización, creando una resonancia que contribuya a que los otros equipos se animen a dar su mejor versión. De este mismo modo, los equipos necesitan que todos sus ingredientes den también lo mejor de sí mismos para expandir mutuamente su liderazgo y convertirse en referentes y facilitadores para los demás. Todas las personas que forman parte de un equipo deben brillar, y no solo los jefes, ya que de ello va a depender el nivel de excelencia, así como su plena satisfacción individual.

  4. Soltar: Un equipo también necesita abandonar lastres del pasado o dejar de resistirse a él. Y también precisa simplificar estructuras muy complejas que le impiden moverse con agilidad para conseguir sus objetivos. Las organizaciones y, por consiguiente, sus equipos se vuelven más sofisticados y farragosos al crecer, lo cual les hace perder la adaptabilidad y flexibilidad requeridas. Para volver a recuperar parte de su frescura original es necesario desprenderse de muchas cosas (procesos, hábitos, recursos) que antes eran indispensables, pero que ahora pueden estar desfasados. El acto de soltar no es nada fácil para la organización, ya que significa prescindir de elementos que pueden estar muy apegados tanto a nivel individual y de equipo como a nivel de la cultura corporativa.

  5. Tensar: El quinto ingrediente de un equipo exitoso tiene que ver con la necesidad de tensar. Se trata de la voluntad de arriesgar para conseguir más, lo cual implica una mentalidad positiva, así como una exigencia respetuosa a todos los niveles para conseguir mejorar continuamente y dar así una gran contribución de valor. También tiene que ver con la necesidad de hacer pases con el conflicto, entendiendo que este necesita estar presente para poder seguir creciendo como individuo, como equipo y como organización. Tensar para sostener y alimentar los conflictos constructivos mientras se muestra determinación para disminuir los conflictos tóxicos será una de las necesidades de los miembros del equipo para sacar lo máximo de la cooperación conjunta. La forma en la que el equipo gestione el conflicto va a ser un claro indicador de la salud social y de la productividad del mismo.

Estos cinco ingredientes de los equipos extraordinarios que acabamos de ver siguen una lógica que permite apreciar cómo se refuerza la potencia o excelencia de estos equipos.


"Como se ha comentado, todo empieza por aprender a conectar con las personas de dentro y fuera del equipo.


Cuando existe una unión, apuntar es el siguiente paso natural, como pasa cuando una pareja, o un grupo de amigos, empieza a pensar en sus proyectos futuros comunes, después de haber conectado profundamente.


Cuando existen estos objetivos comunes, los miembros del equipo desean brillar individualmente, y hacer brillar a los demás, para dar su contribución máxima.


Al hacerlo, empieza a centrase en lo que realmente añade valor, y empiezan a soltar aquello que no es necesario para su viaje.


A su vez, el haber conectado, apuntado, brillado y soltado, les permite tensar la cuerda para mantener una tensión creativa que les posibilite hacer realidad sus objetivos más retadores"







Y, como ciclo que vuelve a sus orígenes, el tensar conecta con las personas, ya que, cuando su intensión es pura y generosa, muestra altos niveles de confianza y se pone a disposición de los demás para que se puedan desarrollar personal y profesionalmente.


Cuando alguno de estos cinco ingredientes no está presente en el equipo, o lo está en un nivel bajo, se rompe el ciclo de vida exitosa del equipo, ya que los demás ingredientes pierden parte de su potencial e impacto.







Los cuatro condimentos


Para sacar el máximo de los ingredientes, es preciso condimentarlos de forma que amplifiquemos sus atributos. Los equipos extraordinarios muestran, de forma recurrente, una forma de comunicarse y organizarse basada en las "cuatro R": respeto, riesgo para retar y resiliencia.


Respetar es el primer eslabón de la confianza, la piedra angular de las relaciones saludables. El respeto a la singularidad, a la diversidad, al interés común y a la vida en general es el pegamento que une personas, así como sus causas. El respeto es fruto de la capacidad de conectar de los demás y permite crear un entorno donde las personas trabajen desde el corazón en paz y no en guerra.


A través del respeto es posible tomar riesgo para retar, ya que las personas del equipo se dan pleno permiso para tensarse mutuamente, apuntando a los objetivos tan deseados. Para conseguir realmente retar a los demás se requiere una dosis de riesgo que, aunque incomode - todo riesgo implica un cierto peligro de que algo no salga bien - , podrá sostenerse gracias al respeto existente entre las personas.


El último condimento tiene que ver con la resiliencia, y muestra la capacidad del equipo para sobreponerse a los contratiempos, aprendiendo de los errores y levantándose cada vez que las condiciones del entorno tiran por los suelos algún proyecto o iniciativa.


Arriesgar para retar conlleva fallar de vez en cuando. Pero solo si se aprovecha la oportunidad para aprender aún más de uno mismo, del equipo, de la organización y del mercado, será posible empezar a soltar miedos y creencias. Y esto va a permitir que estos individuos, equipos y organización brille y ofrezca una gran contribución a su entorno.


Los dos estabilizadores


Así como las personas, también los equipos necesitan equilibrar su tendencia a la acción con su necesidad de conectar con su identidad y propósito.


La primera viene determinada por su orientación a "hacer", mientras la segunda nos muestra su necesidad de "ser". Los equipos impulsan, implementan y finalizan actividades como parte de su día a día profesional; pero también se toman tiempo para reflexionar acerca de lo que quieren conseguir, poder vivir sus valores y proveer alimento y descanso para la mente, el cuerpo y el espíritu.


Un equipo que no respeta este equilibrio está condenado a desparecer, ya que se extinguirá por improductivo o por no tener sentido.


El "hacer" tiene que estar al servicio del "ser", como también este último tiene que crecer y desarrollarse gracias a los resultados de las acciones tomadas. Se trata, pues, de dos elementos interrelacionados que se retroalimentan constantemente y dan estabilidad a los "ingredientes" y "condimentos" que forman los equipos extraordinarios.


Como pasa con los estabilizadores poco saludables de los alimentos, los equipos también pueden caer, sin la prevención adecuada, en el exceso de hacer que conlleva a actuar de forma incoherente , desproporcionada, infértil o poco sostenible. Es habitual, en estos casos, que algunos equipos intenten matar moscas a cañonazos al precipitarse en sus movimientos, al destinar demasiados recursos o al producir de forma irrespetuosa con el entorno.


Los equipo también pueden sobrepasarse en el "ser", manifestando actitudes muy egocéntricas, pasivas o de escasa contribución de valor. Cuando esto pasa, es posible que reinventan constantemente su visión y su estrategia causando confusión y provocando la inacción; o equipos más interesados en cubrir las necesidades individuales de sus integrantes en lugar de trabajar para beneficiar a sus clientes internos y externos.


En definitiva, los estabilizadores saludables de los equipos son lo que le permitirán hacer todo lo necesario para conseguir un alto desempeño, respetando lo que son y desean ser en el futuro.



Un equipo extraordinario no se consigue de la noche a la mañana. Se requiere mucha constancia y mucha ilusión para lograr que un grupo de personas actúe como si fuera una sola. Todos hemos aprendido desde pequeños, a través de la teoría o de la práctica, que la unión hace la fuerza.


¨La vida es una invitación a que crezcamos y nos desarrollemos como equipo; para cada uno a los que tengamos la oportunidad de pertenecer. ¡Mucha suerte, equipos!"

53 visualizaciones0 comentarios
bottom of page